DUMA.— Niños sirios están a la espera de recibir tratamiento en una clínica improvisada luego de los ataques aéreos en Duma, a las afueras de Damasco, el pasado 4 de abril. Al cierre de esta edición, al menos 27 niños habían muerto en el bombardeo químico en Siria y más de 500 personas habían resultado heridas, en un balance que se espera que aumente. “El asesinato de niños en Siria no puede permitirse que continúe”, advirtió Geert Cappelaere, director regional para Oriente Medio de la Unicef. La embestida aérea contra la localidad rebelde de Jan Sheijun, en la provincia noroccidental de Idlib, también dejó decenas de civiles muertos. Cappelaere informó que al menos 27 niños estaban entre los muertos y que 546 personas resultaron heridas. Autopsias realizadas en Turquía a los cuerpos de tres víctimas prueban el uso de armas químicas por el régimen de Bashar al Asad, indicó el jueves el ministro de Justicia turco. Médicos en el lugar indicaron inmediatamente que los síntomas de las víctimas eran similares a los constatados en las de un ataque químico, especialmente con las pupilas dilatadas, convulsiones y espuma saliéndoles de la boca.
