El tsunami de la inteligencia artificial

HACE POCO, en un salón de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que domina la vista del río Este de Nueva York, setenta de las mejores mentes en inteligencia artificial se sentaron a una mesa tan larga como una cancha de tenis para cenar róbalo, mientras trataban de ponerse de acuerdo sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) y los robots.

Tal vez este sea el desafío más frustrante de la IA. Existe un acuerdo más o menos general en torno de la idea de que los humanos están creando un genio como ninguno que jamás haya salido de una botella; no obstante, no hay un consenso en cuanto a lo que el genio hará por nosotros. O con nosotros. ¿Acaso los robots con IA devorarán nuestros empleos convirtiéndonos en sus mascotas? Esa es la opinión del presidente de Tesla, Elon Musk, quien recientemente anunció su nueva compañía, llamada Neuralink, la cual estudiará la posibilidad de colocar chips programados con IA en el cerebro, a fin de que las personas no sean simples estorbos para las máquinas pensantes.

Durante el foro de la ONU (organizado por el inversionista en IA, Mark Minevich), el presidente de IPsoft, Chetan Dube, dijo que la inteligencia artificial tendrá diez veces más impacto que cualquier tecnología en la historia, y en apenas una quinta parte del tiempo. Se puso a lanzar cifras de cientos de billones de dólares mientras hablaba del efecto de la IA en la economía global. Y claro, los jefes de la IA presentes —de compañías como Facebook, Google, IBM, Airbnb y Samsung— asentían sin cesar.

¿Un cambio tan rápido es positivo? ¿Quién lo sabe? Hasta la misión de IPsoft parece un arma de doble filo. El sitio web de la compañía declara que quiere “empoderar el mundo con sistemas inteligentes, eliminar el trabajo de rutina, y liberar el talento humano para concentrarse en crear valor mediante la innovación”. Todo eso resulta impresionante para un presidente, sin duda. Pero para un sector enorme de la población, se antoja más como una exaltación del despido. Parece que, si te pagan un salario para hacer “trabajo de rutina”, estás a punto de ser “liberado” de ese trabajo tedioso, así que es mejor que “innoves” si quieres… ya sabes… “comer”.

La gente de IBM explicó que su IA Watson ayudará a los médicos a revisar mucha más información para diagnosticar pacientes, y que aprenderá constantemente de todos esos datos, de manera que su razonamiento mejorará. Pero ¿acaso la inteligencia artificial no empezará a desempeñarse mejor que los médicos, volviendo innecesarios a los humanos? “No”, respondieron los IBMitas. La inteligencia artificial mejorará a los doctores, para que ellos nos ayuden a estar más sanos.

Los tipos de los fondos de cobertura dijeron que los sistemas robóticos de transacción tomarán decisiones de inversión más rápidas, mejorando los rendimientos. No parecían muy preocupados por sus carreras, aunque algunos fondos dirigidos exclusivamente con IA ya están superando a los administradores humanos. Yann LeCun, director de IA de Facebook y uno de los practicantes de IA más respetados, afirma que la inteligencia artificial se utilizará para descubrir y eliminar las preferencias y acercar más a las personas; aunque, por lo pronto, la IA ha sido acusada de descubrir nuestras preferencias individuales y de presentar contenidos que las confirman y consolidan, de suerte que una mitad del país odia a la otra mitad.

Grete Faremo, directora ejecutiva de la Oficina de Servicios para Proyectos de Naciones Unidas, pidió a los tecnólogos que fueran un poco más despacio y se aseguraran de que las cosas que están inventando resolvieran los grandes problemas del mundo sin crear nuevos. Pero otro orador, Ullas Naik, de Streamlined Ventures, insinuó que, muy pronto, la computación cuántica acelerará enormemente el desarrollo de las máquinas pensantes. En su opinión, la computación cuántica está más cerca de lo que piensa la mayoría de la gente; y en caso de que no lo sepas, una computadora cuántica será tan escalofriantemente potente que hará que cualquier computadora actual parezca tan anticuada como una carreta de burros.

Junta todo esto y la inteligencia artificial podría ser la tecnología más maravillosa que hayamos creado, pues ayudará a la humanidad a alcanzar un plano superior… si es que no se vuelve contra los humanos, al estilo Terminator.Aunque lo más probable es que se quede en algún punto intermedio.

He aquí una interrogante que vale la pena considerar: ¿El tsunami de IA es muy distinto de otros cambios que ya hemos experimentado? Cada generación ha creído que la tecnología cambia con demasiada rapidez. Pero no siempre podemos medir lo que estamos viviendo mientras lo estamos viviendo.

En enero de 1965, Newsweek llevó un artículo de portada titulado “El desafío de la automatización”. Decía que la automatización acabaría con los empleos. En esos días, la automatización solía referirse a dispositivos electromecánicos del tipo de tu lavavajillas casero; o en algunos casos, a las máquinas modernas de aquella época, conocidas como “computadoras”. “Solo en la ciudad de Nueva York —decía el reportaje—, a causa de los ascensores automáticos, hay 5000 operadores de ascensores menos que en 1960”. Tal vez fuera una tragedia en aquel tiempo, pero, de alguna forma, la sociedad ha logrado sobrevivir sin los operadores de ascensores.

El artículo de 1965 cuestionaba cuál sería el efecto social de la eliminación de empleos. “Los pensadores sociales también hablan del hombre y su ‘necesidad de trabajar’ por su bienestar, y algunos incluso sugieren que la incertidumbre del trabajo puede conducir a más enfermedades, reales o imaginarias”. Esto recuerda mucho el debate actual sobre pagar a todos un ingreso básico universal para que podamos sobrevivir en una economía postempleo, y si enloqueceremos sin el sentido de propósito que proporciona el trabajo.

Igual que hoy, en aquel entonces nadie sabía cómo resultaría la automatización. “Si Estados Unidos puede adaptarse a este cambio, sin duda será un lugar donde la vida será más fácil; con abundancia para todos, y con aparatos de la era espacial como los traductores portátiles… y conexiones teléfono-computadora que permitirán que una ama de casa compre, pague facturas y haga operaciones bancarias sin salir de casa”. Los expertos de la época acertaron en cuanto a la tecnología, pero se equivocaron en lo de “la vida será más fácil”.

Así que, por cada afirmación de que la IA es diferente —que los cambios que impulsará llegan cada vez más rápido y con más fuerza que cualquier cosa en la historia—, vale la pena que nos preguntemos si no estamos viendo una repetición del cuento. Porque puede ser que, hace cincuenta años, un grupo de tecnólogos se reuniera en la ONU para expresar casi las mismas esperanzas y preocupaciones que este grupo de IA.

Solo que era 1965, así que habrían debatido cenando una cacerola de atún. Por lo menos, el róbalo servido durante el foro de la ONU representa el progreso.

Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek