En medio de la batalla en marcha para recuperar la ciudad iraquí de Mosul de manos de los combatientes del grupo miliciano Estado Islámico (ISIS), las fuerzas iraquíes ubicaron fosas comunes al sur de la ciudad. Una tenía aproximadamente 100 cuerpos decapitados y otras dos fosas comunes se hallaron dentro de un pozo con alrededor de 250 cuerpos. Tristemente, tales sitios se han vuelto un suceso familiar en esta región del mundo.
Un estudio publicado en agosto de 2016 por Associated Press reveló que se han ubicado 72 fosas comunes en Irak y Siria como resultado de la ocupación del Estado Islámico. El número calculado de cuerpos dentro de ellas va de los 5000 a los 15,000.
Se han descubierto sitios de fosas comunes por todo el mundo. Décadas después de que los conflictos terminaron, países que incluyen a Camboya, Bosnia y Kosovo siguen luchando con su legado.
Aun cuando ha habido algunos llamados de parlamentarios europeos para que se protejan las fosas comunes en Irak y Siria, implementar las salvaguardas adecuadas todavía no es una prioridad para la comunidad internacional.
Claves para la verdad y justicia
Hay razones convincentes de por qué las fosas comunes necesitan ser protegidas. Contienen evidencia que es importante para las investigaciones criminales necesarias para llevar a los perpetradores ante la justicia. Al mismo tiempo, las familias de los muertos tienen la necesidad y el derecho de saber qué les pasó a sus seres queridos. Esto requiere de la identificación y repatriación de los cuerpos. Demasiado a menudo, las fosas comunes son alteradas y contaminadas, comprometiendo estos fines.
Un reporte en 2016 de Human Rights Watch llamó la atención sobre fosas comunes alteradas alrededor del monte Sinjar al norte de Irak. Está en riesgo evidencia preciosa para acusaciones futuras de lo que podría constituir un genocidio contra el pueblo yazidí. Esto es significativo, en especial si tiene éxito una campaña para que la Corte Criminal Internacional abra una investigación preliminar sobre el asunto.
Actualmente no hay una protección legal internacional específicamente para las fosas comunes. Este vacío necesita llenarse con directrices que sean de uso práctico para los estados actores, grupos armados, fuerzas de ocupación, sociedad civil y agencias de especialistas.
Mientras tanto, varias partes tanto de las leyes de conflictos armados como aquellas concernientes a los derechos humanos internacionales contienen algunas disposiciones legales. Por ejemplo, el Protocolo Adicional a las Convenciones de Ginebra exige la protección de sitios de tumbas. Tales leyes ponen la responsabilidad en los estados para que se comprometan en acciones continuas y sistemáticas de investigar abusos. Esto significa un deber de reunir la evidencia en un intento de responder preguntas sobre lo que sucedió y por qué sucedió, a la par que se identifica a los responsables, directa e indirectamente, y cualesquiera patrones de abuso.
Protección necesaria
Dado que las fosas comunes a menudo son una fuente primaria de evidencia de una atrocidad, la preservación de tales sitios es crucial cuando se trata de acusar a aquellos responsables de violaciones a los derechos humanos.
Irak es un buen ejemplo. Con el apoyo de la Comisión Internacional de Personas Desaparecidas (CIPD), Irak promulgó una ley en 2006 dedicada exclusivamente a la protección de fosas comunes. Pero la efectividad de esta ley ha sido minada por una falta de implementación dentro de Irak y de apoyo de la comunidad internacional. Esta inacción resultó en críticas de la ONU en 2015, la cual hizo un llamado al gobierno iraquí para que asegurase la protección de fosas comunes y a la comunidad internacional de ayudar en la protección así como en los procesos de excavación.
Desde entonces, ha habido algo de progreso. La CIPD, que firmó un acuerdo de cooperación en julio de 2016 con la Oficina del Fiscal de la Corte Criminal Internacional, ha estado activa en Irak desde 2003. En marzo de 2016, comenzó a instalar cercos alrededor de sitios conocidos de fosas comunes en el monte Sinjar, al norte de Irak, marcados con una señal de advertencia contra el acceso y dando un número telefónico de contacto para cualquiera que desee dar información.
En cuanto se descubre una fosa común, hay cierta cantidad de acciones cruciales que deben tomar todos aquellos involucrados para asegurar que puedan darse las acciones exitosas de acusación e identificación. Las necesidades de las víctimas y el interés de la justicia lo demandan. Una parte clave de esto es asegurar que esas fosas comunes —las cuales exigen protección con seguridad y otra asistencia, como apoyo de excavaciones científicas, comunicación familiar psicosocial, acciones de identificación y repatriación—la reciban.
La protección legal de dichas fosas comunes también haría avanzar la manera en que se aborda el problema más amplio de las personas desaparecidas, aclarando la obligación de los estados con respecto a ellas. Esto incluye el trato poco digno de cadáveres de refugiados y solicitantes de asilo, quienes cada vez más pierden sus vidas en su travesía hacia la seguridad debido a una falta de canales legales para cruzar fronteras y solicitar asilo.
Un estudio reciente ha empezado a exponer el marco legal internacional para la protección de cadáveres de refugiados y solicitantes de asilo. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer para asegurar que los cadáveres y los sitios en los que se han descubierto sean preservados con respeto.