El embajador de Rusia en Turquía, Andrei Karlov, se encontraba dando un discurso en la inauguración de una exposición fotográfica. De pronto se escuchó un fuerte estruendo, y otro y otro más.
Era el sonido de un arma de fuego que un hombre disparó contra Karlov, que de inmediato cayó herido a muerte al piso. Otro disparó ocurrió casi al instante: el de la cámara fotográfica de Burhan Ozbilici.
Las imágenes del turco Mevlüt Mert Altintas, un policía de 22 años, apuntando la pistola el frente mientras el embajador ruso yacía en el piso, le dieron la vuelta al mundo en pocas horas.
Las imágenes captadas por Ozbilici, fotógrafo de la agencia AP, se convirtieron en una historia que todos los medios de comunicación del mundo compartieron.
Algunos lo llamaron valiente por tomar fotografías arriesgando su propia vida, pero para otros, el fotógrafo sólo realizaba su trabajo.
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Para Federico Gama, fotoperiodista que se ha desempeñado como editor de fotografía de algunos de los principales diarios de México, se trata de una historia perfecta contada en una imagen.
“Es un trabajo extraordinario porque logra una de las mejores composiciones que se ven en las portadas, porque capta perfectamente la actitud del asesino cuando está gritando, y vemos al fondo al embajador ruso muerto”, comentó Gama en entrevista telefónica con Newsweek en Español.
“Ozbilici cumplió lo que Ernst Gombrich señala como requisitos para que un pintor pueda contar una historia con una imagen. Si nada más hubiéramos visto cuando cae el embajador, se trataría de una parte a la historia. Si sólo hubiéramos visto al tipo gritando, sería una parte de la historia. Pero aquí estamos viendo elementos que nos hablan del presente, del pasado y del futuro, que justo es el concepto de Gombrich para que una imagen sintetice una historia. Y además se le agrega todo el drama que tiene (el asesino) en el rostro, con una pistola amenazante en la mano”, añade Gama.
“Lo primero que pensé fue que todo era parte de un teatro”, dijo posteriormente Burhan Ozbilici. “El evento no era nada fuera de la rutina, una inauguración de una exhibición de fotógrafos rusos. Cuando el hombre se paró en el escenario con una pistola, lo primero que pensé fue que era parte de un teatro. Nada más lejos de la realidad”, escribió en el blog de AP.
Segundos después, cuando se dio cuenta que no era ningún performance, Ozbilici sintió miedo como todos los presentes. Pero eso no lo detuvo. “El atacante nos amenazaba con su arma a todos, gritando arengas. Él le disparó al embajador al menos una vez más desde una menor distancia y luego le disparó a alguno de los cuadros expuestos en las paredes. Entre todo fueron alrededor de ocho disparos”, describió.
“Me acomodé de tal manera que pudiera seguir fotografiando”, continuó.
Para Federico Gama, no se trata ni de miedo, ni de valor. Se trata de lo que el fotógrafo sabe hacer como profesional que es.
¿Cómo lidiar con el miedo humano de estar frente a un asesino en un tiroteo y tomar fotos en lugar de protegerse?, se le preguntó.
“Son varios los factores que intervienen. En primer lugar la función del fotógrafo es tomar fotografías. Algo ocurre en la relación entre el trabajo y la cámara fotográfica que te da la seguridad necesaria para hacer tu trabajo. Cuando suceden cosas así, como una estampida de gente, alguna detonación, o situaciones en las que la gente no sabe qué pasa, mientras la gente huye por su vida, el fotógrafo sabe que tiene que hacer fotografía y sabe que esa es precisamente su función, hacer la imagen. El fotógrafo lo único que hace es su trabajo”, respondió Gama.
“Si no captas precisamente estos momentos entonces no podrías ser fotógrafo. En situaciones así los rescatistas, los médicos, también responden de esta manera con lo que saben hacer, al igual que el fotógrafo”, añade.
“Por ejemplo, los famosos “justicieros” seguramente son policías, militares o alguien que maneja armas porque responden a ese estímulo, ellos saben que esa es su función. Finalmente salvan a la gente y hacen lo que hacen porque ellos están respondiendo al estímulo de lo que están acostumbrados a hacer”, señala.
Las palabras de Gama se parecen a lo que explicó Ozbilici en el blog de AP: “Estoy aquí. Incluso si me hiere o mata, soy un periodista que tengo que hacer mi trabajo. Pude correr sin hacer fotos, pero, yo no tendría una respuesta adecuada si la gente después me pregunta: ‘¿Por qué no tomaste fotografías’”.
Algunos periódicos en todo el mundo editaron la imagen para que no se viera el embajador simplemente ahí tirado, y otros mostraron la cruda imagen tal como es. Para Federico Gama el tema de la ética en este caso es “complejo”.
“Es muy complejo, hay varios factores. No solamente la del embajador muerto, sino también la del propio asesino, porque el mismo asesino está cumpliendo su función. Él lo que quería era una imagen y una nota mundial. Él no iba a dispararles a los periodistas porque lo que él quería era su atención, necesitaba testigos. El fotógrafo contribuyó a esto de alguna manera, todos vimos a un asesino que se hizo famoso. Ahora, para la gente que piensa como él, se convirtió en un mártir al que van a enterrar como un semidiós porque finalmente eso es lo que ellos necesitan difundir. Es decir, para ellos (el asesinato) está perfectamente justificado y además cumplió con su objetivo”, explica Gama.
“El fotógrafo no piensa en ese momento si va a hacerle publicidad a los terroristas y a su mensaje, él tiene que hacer su trabajo y lo hace, aunque también acaba cumpliendo esta función”, añade.
¿Se trata de la mejor fotografía del año?, se le preguntó.
“Sí creo que es una de las grandes fotos del año, que precisamente resume una situación muy compleja, y sobre todo porque tiene esos elementos para contar una historia. Muy pocas fotos te pueden contar esta historia tan completa. Es muy difícil a veces para un fotógrafo tener una foto que te cuente toda la historia, podemos tener un rostro claro en primer plano que te resuma la nota pero que no te cuente toda la historia. Entonces definitivamente será una de las fotos que entrarán en el debate de si es o no la mejor foto del año”, respondió el editor de fotografía.
“Lo interesante de la fotografía es que una imagen tiene repercusiones. Es decir, Rusia va a tener que tomar partido, cambiar o hacer algo al respecto, acciones militares o políticas, entonces no es sólo la imagen de lo sucedido en una exposición fotográfica, sino que tiene repercusiones históricas para los países en el conflicto”, concluye.