El avión de la aerolínea boliviana Lamia siniestrado en Colombia que dejó un saldo de 71 personas muertas, entre ellas la mayoría de los jugadores del brasileño Chapecoense, incumplió el plan de reabastecerse de combustible en Bogotá, informó una fuente de la compañía aérea.
“El avión debería reabastecerse en Bogotá”, pero siguió su curso hacia Medellín, afirmó Gustavo Vargas, representante de la compañía aérea al diario Página Siete.
La principal hipótesis para el accidente es una falta de combustible del avión chárter que transportaba a futbolistas, directivos del Chapecoense y periodistas desde la ciudad boliviana de Santa Cruz, donde habían viajado en vuelo comercial desde Sao Paulo.
“El piloto es el que toma la decisión de no entrar, porque pensó que le alcanzaba el combustible”, insistió Vargas.
Según el funcionario, “en el plan de vuelo estaba la opción de que la aeronave entrara a Cobija (frontera boliviana con Brasil), pero luego se habló de la opción de Bogotá para reabastecerse”.
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Una investigación al respecto está en curso por las autoridades colombianas a las que se sumarán técnicos de la Dirección General de Aeronáutica Civil de Bolivia. “Tenemos que investigar por qué (el piloto) tomó la determinación de irse en forma directa a Medellín”, sostuvo Vargas.
La investigación se realiza a partir de “las pruebas técnicas, documentales y de rigor” del avión siniestrado, una aeronave avión BA 146 que se estrelló en la noche en una remota zona a 3300 metros de altura cuando estaba llegando a su destino en el aeropuerto de Rio Negro, a las afueras de Medellín, reportó un comunicado de Aeronáutica Civil de Colombia.
Su director, Alfredo Bocanegra, declaró en su país que “no se comprende cómo si estaba sin combustible no se declaró en emergencia”.
El avión se precipitó a tierra con 77 personas a bordo: 68 pasajeros y nueve tripulantes, de los cuales han sobrevivido seis: tres futbolistas, una auxiliar de vuelo, un técnico de vuelo y un periodista, todos internados en clínicas cercanas a Rio Negro.