¿Cómo ayudar a los niños a enfrentar sus miedos?

Si un niño vive una experiencia perturbadora,
por ejemplo turbulencias en un viaje en avión, es muy probable que tenga pesadillas
con el tema, además de que ‘nunca’ quiera volver a volar. Ni hablar de los que
pasan por episodios violentos en su entorno.

Que se generen ciertos temores resulta la
respuesta típica a situaciones que les provocan incertidumbre, angustia. Los
papás pueden ayudar a calmar la ansiedad, así como recurrir a un profesional
para completar el trabajo, si es que se requiere.

Hay varias medidas que conducen al niño a
entender mejor lo que sucedió, y lograr que se familiarice con sus temores. A
medida que eso ocurra, probablemente el temor se vuelva menos abrumador y, aunque
no desaparezca por completo, el pequeño lo llega a controlar con mayor
eficacia.

Expertos de la Clínica Mayo recomiendan, en
primer término, mantener la calma y una buena motivación cuando se ayuda al
hijo  a dominar sus miedos; que cada gesto vaya lleno de calidez, que le
quede muy claro que lo único que quiere es ‘echarle la mano’.

Sugieren que le aseguren que lo que le pasa es
normal –el miedo que siente, no la situación externa–, que no hay nada de malo tener miedo por algo que en su momento les
asustó. Reiterarles que es compresible reaccionar tal y como lo hicieron, y que
–retomando el ejemplo del miedo a volar–, eso no quiere decir que ‘jamás’ se
vuelvan a subir a un avión, porque hay maneras de ‘dominar’ el miedo.

Una buena manera de ayudar a controlar los
temores es obteniendo más información acerca de su causa; es decir, es bueno
ofrecerle al niño datos básicos sobre la seguridad general de los viajes en
avión, el reducido porcentaje de accidentes que se registran, la cantidad de
aditamentos que los hacen ‘confiables’. Recurra a fuentes serias que pueda leer
o a las que pueda remitirse.

Hay que evitar a toda costa las clásicas frases
que no dicen más, como “volar es seguro, no te preocupes”, porque a menos de que
la mamá sea piloto o experta en aviación, su palabra no resulta suficiente para
infundir tranquilidad. De lo que se trata es de entender por qué ocurren las
cosas, hacerlo más predecible y comprensible, menos atemorizante.

El siguiente paso es enfrentar al miedo en sí y
tratar de que disminuyan los niveles de ansiedad. Encontrar videos sobre el
tema que perturba –y revisarlos primero para que sean adecuados–; verlos juntos
una y otra vez hasta que se vuelvan aburridos. Ese tipo de exposición a una
situación atemorizante dentro de un ambiente seguro puede gradualmente reducir
la ansiedad sobre la situación que mortifica.

En caso de que el menor registre pesadillas,
este sistema ayuda de igual manera; es importante motivar al niño a que cuente
lo que soñó, que entre en detalles, que escriba todo lo que pueda recordar. Analizar
con ellos todos los ángulos y hablar sobre esos sueños hasta que ya no susciten
una respuesta de temor.

Al examinar y entender mejor lo que les
atemoriza, los pequeños se dan cuenta de que sí son capaces de controlar sus
temores, aunque tal vez no desaparezca del todo; el miedo seguirá ahí pero se
ha logrado disminuir el poder que tenía sobre ella o él.

Si pese a intentar lo anterior no se logra que se
supere el temor, hay que considerar hacer una cita con un psicólogo
experimentado en niños y adolescentes con problemas de ansiedad.