Rosmit Mantilla, dirigente juvenil del partido Voluntad Popular, opositor al gobierno de Nicolás Maduro, fue capturado en 2014 durante las protestas convocadas por Leopoldo López.
Mantilla se encuentra recluido en la cárcel del Sebin, con un “grave” estado de salud. Sin embargo, las autoridades del gobierno de Nicolás Maduro han negado su traslado a una clínica para su atención médica.
Ante la decisión del gobierno, Amnistía Internacional ha pedido que se respeten sus derechos humanos y se le brinde la atención médica necesaria, pues la negativa “demuestra las despiadadas medidas que están dispuestas a tomar para aplastar a la oposición”.
“Estaba pautado que Rosmit Mantilla, miembro electo a la Asamblea Nacional, activista de derechos humanos y prisionero de conciencia, fuera sometido a una cirugía para atender los múltiples cálculos que tiene en la vesícula, cólico biliar a repetición y engrosamiento de la pared gástrica, el 31 de octubre. Sin embargo, en vez de seguir la orden que emitiera la juez aprobando su intervención inmediata, fue puesto en una celda de castigo en Caracas. Su salud se ha venido deteriorando cada vez más desde entonces”, dice el comunicado de Amnistía Internacional.
“Parece que las autoridades venezolanas están jugando al muy peligroso juego de detener a cualquiera que se exprese en contra del deterioro de la ya precaria situación de los derechos humanos en el país. ¿Alguien como Rosmit tiene que verse al borde de la muerte antes de que dejen de castigar a quienes expresan sus ideas?”, dijo Érika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
“Rosmit jamás debió haber sido puesto en prisión en primer lugar. Impedir que acceda a la atención médica que necesita urgentemente es un agravante a tanta injusticia. Cuesta creer que todo esto tenga lugar mientras los ojos del mundo están posados sobre Venezuela. Si las autoridades no actúan a tiempo se habrán manchado de sangre”, añade.