ERA TEMPRANO POR LA MAÑANA de un domingo de septiembre cuando la policía francesa descubrió un Peugeot estacionado cerca de la catedral de Notre Dame en París; las intermitentes encendidas, las placas retiradas. El auto llevaba siete cilindros de gas y tres latas de diesel. Las perpetradoras quizá pretendían hacerlo estallar con un cigarrillo encendido y una sábana empapada de combustible, pero el vehículo no detonó. Tres semanas después, la policía arrestó a dos adolescentes sospechosas y acusadas de planear un ataque violento en Niza, los detalles del cual no se han hecho públicos.
En el centro de ambas conspiraciones: mujeres supuestamente inspiradas o dirigidas por la milicia Estado Islámico (EI). Todas estuvieron en contacto con un famoso reclutador francés del EI, Rachid Kassim, de quien se cree que está en Siria. Alrededor de un año después de los ataques del Estado Islámico en París que dejaron un saldo de 130 personas muertas, Francia permanece en estado de emergencia, gracias en parte a asaltos posteriores inspirados por la milicia en Niza y la ciudad norteña de Ruan. Sin embargo, ahora está surgiendo una nueva amenaza: mujeres quienes quieren entablar una yihad violenta como los hombres.
Mientras el EI continúa perdiendo territorio en su califato autoproclamado, los servicios de seguridad franceses anticipan el regreso de cientos de combatientes extranjeros. La autoridades desde hace mucho han escudriñado a agentes masculinos del EI, pero las yihadistas (algunas de las cuales han viajado a Irak y Siria por voluntad propia) proveen al grupo de un mayor potencial y más encubierto para la violencia, preocupando a los funcionarios de seguridad occidentales, quienes ya están agobiados.
No está claro si la alta dirigencia del EI está manejando esta estrategia, dado que el grupo no reconoce a las mujeres como participantes iguales en la guerra. Aun cuando el Estado Islámico se refiere a sus atacantes yihadistas masculinos como “soldados” o “combatientes”, hasta ahora ha llamado solo a una mujer como su soldado: Tashfeen Malik, quien dirigió un ataque en diciembre de 2015 en San Bernardino, California. Otras mujeres que han matado en nombre del grupo son llamadas simplemente “partidarias”.
Pero las mujeres radicalizadas en Francia están cada vez más dispuestas a dar su vida por la causa, dice Matthieu Suc, autor de Femmes de Djihadistes, o Esposas de yihadistas. “En diferentes grabaciones yihadistas, se puede ver, se puede oír, a mujeres —a menudo jóvenes— lamentando que no sean capaces de cometer ataques terroristas”, dice él. “Teóricamente, las mujeres quieren —al igual que los hombres—participar en la yihad. Así es esto. Ese es el orden de las cosas”.
La amenaza crece: 24 mujeres y tres muchachas menores de 18 años están bajo custodia en Francia por supuestas ofensas extremistas, según la oficina del fiscal de París. Alrededor del 40 por ciento de los reclutas franceses quienes se han unido al Estado Islámico en Siria son mujeres, según el Ministerio del Interior francés, y las autoridades francesas dijeron que por lo menos 220 mujeres han viajado a Irak y Siria para unirse al EI a la fecha de diciembre de 2015. A principios de septiembre, François Molins, fiscal de París, calculó que conforme el Estado Islámico continúe perdiendo territorio ante las fuerzas kurdas e iraquíes, “cientos” de estas mujeres radicalizadas regresarán a Francia en los próximos meses.
Los funcionarios han dicho que subestimaron la amenaza de las milicianas en Europa, en especial dado que quienes regresan no son necesariamente solo “esposas de yihadistas” que se quedaron en casa mientras sus esposos estaban en las líneas del frente. Más bien, desde hace mucho han estado inmersas en el funcionamiento interno de un grupo extremista mortal.
Malik sentó el precedente para las atacantes del EI en Occidente cuando ella y su esposo dispararon y mataron a 14 personas en San Bernardino. Aun cuando el Estado Islámico no dirigió a la pareja, el grupo los inspiró y luego elogió sus acciones en su revista en idioma inglés.
Pero las mujeres han llevado a cabo ataques mucho antes del Estado Islámico. A principios de la década de 2000, las “Viudas Negras” de Chechenia —bombarderas suicidas islamistas— atacaron a civiles como parte de su campaña por un estado independiente. Más o menos al mismo tiempo, mujeres llevaron a cabo bombardeos suicidas durante la segunda intifada palestina contra Israel. En 2005, Sajida al-Rishawi intentó un ataque en una boda en la capital jordana de Amán. Y más recientemente, la milicia nigeriana Boko Haram —ahora una filial del EI— ha dirigido a docenas de mujeres a atacar mezquitas, campamentos civiles y autoridades nigerianas en bombardeos suicidas.
Encarnaciones previas del Estado Islámico también han aprobado la participación de mujeres en ataques si los hombres hallaban dificultades, dice Cole Bunzel, candidato a doctorado en la Universidad de Princeton. Abu Umar al-Baghdadi, ex líder del EI, dijo en 2007 que las mujeres podían luchar “en circunstancias especiales cuando [los objetivos] sean difíciles para los hombres”. Un año después, el ministro de guerra de Estado Islámico en Irak, Abu Hamza al-Muhajir, dijo que las mujeres podían cometer ataques suicidas “en circunstancias cuando los hombres no pudieran”.
Ahora, la represión de Europa contra las redes yihadistas le ha dado al Estado Islámico una justificación similar, dado que las agencias de inteligencia es más probable que le presten atención a extremistas masculinos. Las mujeres a menudo conectan a personas, pasan información clave mientras permanecen desapercibidas, dice Nikita Malik, investigadora del grupo de expertos contra el extremismo Quilliam domiciliado en el Reino Unido. Ello las convierte en participantes cruciales en la formación de redes de milicianos y en los ataques mortales que llevan a cabo estos grupos.
Uno de los reclutadores del Estado Islámico más influyentes de Francia dirige a las mujeres para que lleven a cabo ataques. Un rapero amateur de 29 años de Roanne en el centro de Francia, Kassim se comunicó con las sospechosas de Notre Dame mediante la aplicación de mensajes encriptados Telegram, dice una fuente en la oficina del fiscal de París a Newsweek. (Una fuente cercana a la investigación dijo a la Agence-France Presse que Kassim también estuvo en contacto con las sospechosas de Niza.)
Kassim ha avergonzado a los hombres en Telegram por no participar en asaltos similares. “¿Dónde están nuestros hermanos?”, escribió él. “Tienen que entender que si estas mujeres entraron en acción, es porque muy pocos hombres hacen algo. ¿Por qué están esperando tanto tiempo al grado de que las mujeres están rebasándolos en términos de honor?”
Incluso sin la aprobación oficial de los niveles más altos de la dirigencia del Estado Islámico, a los funcionarios de seguridad europeos les preocupa esta nueva tendencia que tiene el potencial de extenderse más allá de Francia. Y los servicios de seguridad franceses, los cuales han fallado siete veces en menos de dos años, ya lidian con una red compleja de amenazas. Si las mujeres radicalizadas son ahora tan peligrosas como los hombres radicalizados, pronto podrían tener éxito donde fallaron las atacantes de Notre Dame.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek