Tuberculosis no es algo del pasado: en 2015 mató a 1.8 millones

En los países ricos, suele pensarse en la tuberculosis como una enfermedad del pasado, la enfermedad que se llevó a Keats, Poe, Chopin. Sin embargo, en todo el mundo, la tuberculosis es la principal enfermedad infecciosa mortal, y se calcula que en 2015, produjo 1.8 millones de muertes.

A diferencia de muchos otros microorganismos, la infección con la bacteria que provoca la tuberculosis no siempre desemboca en la enfermedad. El dictamen usual es que tan sólo 10 por ciento de las personas infectadas desarrollarán la enfermedad, pero esto puede ocurrir muchos años después de la infección inicial. La otra cara de la moneda es que esta infección latente con Mycobacterium tuberculosis es mucho más común que la enfermedad, y generalmente se establece que la tercera parte de todos los habitantes de la Tierra son portadores de ese organismo.

Sin embargo, el intento sistemático más reciente para calcular el número de infecciones latentes de tuberculosis se realizó hace 20 años. Desde entonces, muchas cosas han cambiado. La población mundial ha aumentado en más de 20 por ciento y se ha vuelto más vieja; en China, la edad promedio ha aumentado 10 años en ese periodo. Al mismo tiempo, los niños conforman casi la mitad de toda la población en la mayoría de los países de África subsahariana.

La fracción de personas con tuberculosis se ha reducido, a pesar de los brotes relacionados con el VIH en algunas regiones durante la década de 1990. El desarrollo de nuevas formas de abordar este conjunto de infecciones latentes de tuberculosis se considera ahora como un frente emergente para su control. Resulta claro que es tiempo de reevaluar la cifra de “un tercio”, la cual se ha convertido en una tradición oral.

En un nuevo artículo publicado en PLOS Medicine, hemos reconstruido la “fuerza de infección” de la tuberculosis, es decir, la posibilidad de que una persona se infecte conMycobacterium tuberculosis,en 180 países (lo que equivale a alrededor de 99 por ciento de la población mundial) durante los últimos 80 años. Abordamos este proyecto recopilando datos de estudios en los que se realizaron pruebas de infecciones latentes, en gran medida, antes de 1990. Después de ese año, utilizamos cálculos de la Organización Mundial de la Salud con respecto a la preponderancia de la tuberculosis, así como datos en los que se relacionaba dicha preponderancia con el riesgo de infección. Cuanto más hacia atrás íbamos en nuestros cálculos, tanto más inciertos se volvían, especialmente en países en los que existen pocos datos. Por ello, tomamos en cuenta esta incertidumbre en nuestros análisis.

Al aplicar estas tendencias históricas en el riesgo de infección a las divisiones demográficas de cada país, pudimos deducir qué proporción de personas de cada grupo de edad tenía probabilidades de tener una infección latente de tuberculosis.

Descubrimos que cerca de la cuarta parte de la población mundial actual tiene una infección latente de tuberculosis, es decir, 1.7 mil millones de personas. Más de 80 por ciento de esta carga se concentra en Asia y África, sitios donde generalmente se concentra en los grupos de mayor edad, dado que la preponderancia de la infección aumenta con la edad. A pesar de ello, calculamos que alrededor de 100 millones de niños (más que toda la población de Alemania) son portadores de una infección latente de tuberculosis.

También dedujimos que, incluso si toda transmisión de tuberculosis terminara mañana, la reserva actual de 1.7 mil millones de infecciones latentes, por sí misma, evitaría que el número de personas con tuberculosis pudiera alcanzar las metas mundiales establecidas por la Organización Mundial de la Salud para 2035, y el propósito de eliminar la tuberculosis para 2050.

Resulta claro que si realmente queremos que la tuberculosis se convierta en una enfermedad del pasado, debemos hacer frente a este conjunto de 1.7 mil millones de personas. Se requieren nuevas herramientas de diagnóstico para identificar con precisión a aquellos individuos con una infección latente de tuberculosis que tenga probabilidades de desarrollarse hasta provocar la enfermedad; asimismo, se requieren nuevas herramientas para tratar a estas personas sin riesgos. Sólo entonces, los lineamientos sobre la infección latente de tuberculosis pueden expandir su enfoque de los grupos de riesgo relativamente pequeños (por ejemplo, contactos estrechos recientes con personas con tuberculosis o personas infectadas con VIH) hasta alcanzar a toda la población.

La magnitud de la cifra de personas infectadas muestra que la tuberculosis no sólo sigue entre nosotros, sino que también debe convertirse en una prioridad si pretendemos hacer frente a esta antigua enfermedad que aún infecta a más de 1000 millones de personas, entre ellas 100 millones de niños, y provoca más de 10 millones de casos de enfermedad y casi 2 millones de muertes cada año. Esto es mucho más que un juego de números; la tuberculosis es una realidad mortal.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek