Los niños de la “Jungla” de Calais

A pocos minutos en auto de las calles pulcras del centro de Calais, después de una serie de bodegas y gasolineras, se halla una de las escenas más alarmantes de la Europa moderna: el sucio, descabalado y atiborrado campamento de refugiados a menudo llamado la “Jungla”.

Antes de esta semana, alrededor de 10,000 buscadores de asilo y migrantes estaban en el campamento, la mayoría en tiendas o refugios destartalados construidos descuidadamente con madera contrachapada y otros materiales desechados de construcciones, otros en una parte autorizada del campamento viven en refugios temporales construidos con contenedores de embarque adaptados. La mayoría de las mujeres y niñas están albergadas en un refugio pequeño administrado por un grupo de ayuda.

Niños sin compañía, en su mayoría de Afganistán, Sudán y Eritrea, duermen donde pueden hallar un espacio. Muchos han estado en el campamento por meses, con la esperanza de cruzar el Canal por cualesquiera medios posibles, usualmente escurriéndose en un camión.

Pero el lunes, autoridades francesas empezaron a vaciar el campamento. Dicen que han arreglado un alojamiento alternativo para todos los niños sin compañía así como para adultos que quieran buscar asilo en Francia. El gobierno del Reino Unido ha sido presionado por París y el parlamento británico para que acepte tantos niños sin compañía como sea posible, en especial aquellos con lazos familiares en Gran Bretaña. Antes de que el desmantelamiento comenzara, Bernard Cazeneuve, ministro francés del interior, pidió a Gran Bretaña que “cumpla con su deber moral”.

El problema no es si el campamento debería ser disuelto en definitiva, el problema es cómo se ha hecho. Si las demoliciones se dan como se las ha programado, hay amplias razones para dudar que los arreglos adecuados estén listos para los niños sin compañía.

Para empezar, no está claro que las autoridades francesas sepan cuántos niños sin compañía hay en el campamento. Hasta la semana pasada, el conteo oficial estaba en alrededor de 900, una cantidad que se basó en verificaciones al azar que hacía la policía durante un período de cuatro horas un día de cada mes. Las autoridades ahora aceptan los cálculos de los trabajadores humanitarios, cuyos conteos más frecuentes y sistemáticos de la población del campamento han hallado que hay entre 1,300 y 1,600 niños sin compañía en el campamento.

Algunos niños y adultos ya fueron reubicados la semana pasada en centros en otras partes de Francia, en autobuses que salían cada mañana. Las filas para estos autobuses se formaron temprano, y mucha gente no consiguió asiento.

Gran Bretaña ha aceptado que hay aproximadamente 400 o más niños en el campamento que califican para su reubicación con base en sus lazos familiares cercanos con el Reino Unido. Para el lunes, 235 niños habían llegado a sus costas antes de que las transferencias fueran “pausadas” para que el campamento fuera limpiado y demolido.

Gran Bretaña podría admitir muchos más que 400, si el gobierno tuviera la voluntad política, y ya tiene una estipulación en su ley inmigratoria que le permite aceptar niños sin compañía por razones humanitarias. Cuando esa estipulación se convirtió en ley previamente este año, los legisladores hablaron de aceptar miles de niños sin compañía de toda Europa.

Después de meses de retrasos intencionales en ambos lados del Canal, los funcionarios franceses y británicos ahora tratan de moverse con demasiada rapidez, y cometen errores obvios. Por ejemplo, en vez de tratar de trabajar a través de grupos de ayuda desde el principio para llevar a cabo un proceso ordenado de registro, los funcionarios abrieron el registro abruptamente el 14 de octubre al anunciar mediante altavoces que todos los niños sin compañía debían presentarse en el área de contenedores, la sección autorizada del campamento, si querían viajar al Reino Unido.

Predeciblemente, el resultado fue caótico, y no ayudó el hecho de que los funcionarios inicialmente les dijeron a algunos niños que sus relaciones familiares no calificaban para la transferencia. Esa tarde, un nuevo anuncio instruyó a regresar a algunos de aquellos rechazados por la mañana. Para la mitad de semana, después de varios días de confusión, los funcionarios cayeron en cuenta de que les iría mejor si empleaban la ayuda de los grupos de asistencia para identificar a niños sin compañía.

Incluso sin estos tropiezos, está claro que al ritmo actual de reubicación, cientos de niños sin compañía todavía estarán en el campamento cuando comiencen las demoliciones. No me parece que las autoridades francesas tengan un plan realista de lo que pasará con los niños sin compañía quienes no sean transferidos a Gran Bretaña o reubicados en otras partes de Francia.

Las autoridades han empezado a mudar a los niños sin compañía restantes a contenedores adaptados en el área autorizada del campamento antes de demoler el resto. Varios cientos de adultos migrantes permanecen en estos refugios temporales. Desalojar a estos adultos podría resultar polémico.

Las autoridades francesas esperan albergar alrededor de 600 niños en los contenedores, muchos menos que la cantidad que actualmente vive en el campamento y muy por debajo del número total que permanecerá. E incluso si las autoridades francesas son capaces de limpiar los contenedores y hallar espacio suficiente para todos los niños sin compañía restantes, para nada está claro que estén en marcha los arreglos para darles atención y bienestar.

Casi todos los niños, así como los adultos migrantes en el campamento, ven al Reino Unido como su destino deseado, y están dispuestos a viajar allí como polizones en camiones, contenedores de embarque y trenes de ser necesario.

Los niños sin compañía no son deportados inmediatamente cuando llegan al Reino Unido. Pero las solicitudes de asilo de niños afganos y eritreos a menudo son negadas, a pesar de los riesgos que enfrentan en sus países natales, y el Ministerio del Interior busca deportarlos cuando cumplan 18 años.

Los niños sin compañía de estos y otros países tienen más posibilidades de recibir asilo u otra condición en Francia, pero muchos desconocen esta opción. Los niños que sí buscan asilo en Francia enfrentan obstáculos burocráticos formidables y retrasos prolongados. El trato inepto por parte de la policía también los disuade de solicitar asilo en Francia, me han dicho niños y trabajadores humanitarios en repetidas ocasiones esta semana.

Las autoridades francesas deberían asegurar que todos los niños sin compañía reciban atención y alojamiento alternativos antes de que los campamentos sean demolidos por completo. Por su parte, el gobierno del Reino Unido debería aceptar transferencias humanitarias así como transferencias basadas en lazos familiares.

Muchos niños en Calais están por su cuenta y lejos de casa. Muchos han sido asediados de camino a los campamentos. Todos han soportado penurias importantes.

Sobre todo, son niños. Las autoridades francesas y británicas deberían asegurar que su respuesta se guíe por esta verdad sencilla.