Ataque sexual a una mujer en la realidad virtual

Jordan Belamire –seudónimo para proteger su privacidad–
ha sido atacada sexualmente tres veces; dos en la vida real y una en la
realidad virtual. De la tercera cuenta que participaba en un juego llamado
QuiVr, en el sistema HTC Vive de realidad virtual de su cuñado; le disparaba a
zombies junto a extraños –en la modalidad de varios jugadores–, cuando uno de
los tipos de ahí, de dentro del juego, comenzó a rozarle los senos.

“Ya me habían tocado en la vida real, una vez en
Starbucks a plena luz del día; sé lo que es que le pase a una persona”, le dijo
Belamire, de 30 años, a CNNMoney. “El shock y el asco que sentí (en QuiVr) no
estuvo muy lejos de eso; la mano que la tocó se sentía casi como en la vida
real”.

El jugador BigBro442 –el atacante sexual– al parecer
se dio cuenta de que era una mujer porque su micrófono estaba encendido y su
voz se oía a través del mundo virtual. Belamire gritó “alto” cuando BigBro442
comenzó a tocarla; eso empeoró las cosas: “Me persiguió, haciendo movimientos
para tocarme y pellizcarme cerca de mi pecho, incluso llevó su mano hacia mi
entrepierna virtual y comenzó a frotarla”, escribió la ofendida en un blog.

El texto detonó la atención de muchas personas en la
web; la mayoría le decían que estaba haciendo mucho escándalo por nada. “Por
favor, explique cómo alguien puede ser atacado sexualmente de cualquier manera en
un videojuego. Esto parece venir de alguien que se queja sólo por quejarse”,
fue una de las frases comunes en Twitter. Belamire suspendió temporalmente su
cuenta en esa red social porque dijo estar “más perturbada por la reacción
violenta de la gente que por el incidente en el videojuego”.

Existe un sistema de clasificación de contenidos de
videojuegos en Estados Unidos, el Entertainment Software Rating Board, que
asigna edad y clasifica los videojuegos, las aplicaciones y los juegos que se
venden al menudeo. En el caso de los portales de videojuegos esto es
voluntario, no obligatorio.

Los videojuegos son casi siempre desarrollados por
hombres, lo que hace poco probable que estén diseñados con una mujer en mente. “Los
que crean estos juegos no parecen entender que eso sea un ataque sexual”, le
dijo a CNNMoney la desarrolladora de videojuegos Brianna Wu: “Las mujeres
apenas trabajan en esos equipos, así que no hay ninguna voz que los haga tomar
conciencia”.

Wu cita como ejemplo el videojuego de Playstation Dead
or Alive Xtreme 3, que permite a los usuarios tocar a una mujer virtual que
viste un bikini, lo que glorifica el ataque sexual. “La verdad es que los videojuegos
son una experiencia tan poderosa que tu cerebro siente que es real”.

Altspace VR, una sala de chat sobre videojuegos, creó
una burbuja como manera de combatir el acoso en el mundo virtual. Si los
usuarios la activan, los demás que estén en el mundo virtual tendrán que
permanecer al menos a un pie de distancia.

Blueteak, el desarrollador del QuiVr, aseguró que
también había desplegado esa opción. “Es una solución a un problema. Pero
necesitamos estándares para la industria”, dice Wu.

“No es real, por lo tanto, está bien; esta es la
amoral subestructura de la cultura de los videojuegos. Esto, más allá del
anonimato, es la fuente de los ataques de género y raciales en internet”,
escribió la socióloga y crítica de videojuegos Katherine Cross en un ensayo
titulado Ethics for Cyborgs.