Las finanzas públicas, el fracaso del PRI

En algunas columnas he afirmado que con la vuelta del PRI a la titularidad del Ejecutivo quedó al descubierto que el otrora partido hegemónico padece de una enfermedad histórica y al parecer incurable: la tremenda incapacidad para manejar con responsabilidad y eficiencia nuestras finanzas públicas.

También he comentado que ojalá y le hubieran aprendido algo al respecto al Partido Acción Nacional, y no porque su opinador sea de hueso blanquiazul, o porque considere que el PAN encabezó gobiernos exitosos, sino porque creo que dentro de lo rescatable que desarrollaron, está la administración del erario.

Hoy lo retomo porque estamos cerrando agosto con la noticia de que el déficit público de nuestra hacienda pública ya rebasa el 50 por ciento del PIB nacional, lo que significa que la deuda pública del país continúa creciendo sin pudor alguno.

Empero, es importante destacar que ello no obedece a la adversa coyuntura global actual, al menos no en su gran mayoría, sino a las decisiones de gestión gubernamental y política pública que se han tomado durante la administración del presidente Peña Nieto.

Sirva de referencia que, al cierre de 2009, el endeudamiento del país no superaba el 35 por ciento del PIB nacional, lo que entre otros aspectos, estaba bien ponderado por las agencias calificadoras globales. Ahora, en seguidilla a estos pésimos resultados, la firma Standard & Poors ya expresó su preocupación al respecto, pero no solo por la creciente deuda, sino por la endeble situación financiera que se observa para México en los próximos años.

Esta agencia calificadora comenzó por reducir su perspectiva sobre la economía mexicana, pues nos bajó la nota de “estable” a “negativa”, advirtiendo que en los próximos 24 meses, dado que las posibilidades de mejoría son muy pesimistas, podría degradar la calificación crediticia que hoy poseemos.

Sucede que con la grave recesión que presentan los ingresos petroleros del país, más la anemia de crecimiento económico que viven las economías mexicana y mundial, resulta imposible que este panorama pueda mejorarse de aquí a 2018 y 2020.

Y por eso el propio Banxico también se manifestó contrariado por el alza de la deuda, los ajustes presupuestales que en consecuencia vendrán, y la endémica debilidad financiera de Pemex. Nada más.

Más allá de la pésima capacidad de gestión y salud financiera que el aumento de la deuda pública refleja, considero que debemos de preocuparnos por las medidas que al respecto ejecutará el gobierno federal, las cuales no harán más que asfixiar gravemente el mercado interno nacional.

Resulta que a la SHCP no le queda de otra más que “jugar con el librito”, lo que se traduce en que el Presupuesto de Egresos 2017 será sumamente raquítico y presentará un fuerte recorte, quizás hasta con un déficit de cero, o con uno muy cercano a este.

Ello implica que el gasto público se reducirá drásticamente, lo que dañará de inmediato a las empresas y, por ende, a las familias. No olvidemos que, en un país como México, abundante en pymes, el principal detonador de la actividad económica es el gasto público; sin este, la microeconomía entra prácticamente en estado de coma.

Su escribidor desconoce si esto alcanzará para que México entre en una recesión, pero sí le avizora que una desaceleración significativa es inevitable.

Y permítame mezclar el ingrediente político en todo esto: el PRI y el presidente Peña llegarán a 2018 con un país que presentará un pésimo desempeño económico, y también un vergonzante manejo financiero. Vaya, la administración actual será un buen ejemplo sobre cómo no manejar las finanzas públicas.

Aprovecho para reiterar que la deuda no es mala por sí misma, sino una excelente palanca de desarrollo cuando es bien utilizada. El punto es que en esta administración la utilizaron para puros asuntos no productivos, o para puros proyectos fracasados y no rentables, o para apalancar quién sabe que temas. Para muestra ahí están los números que difícilmente cuentan mentiras.

Y permítame retomar otro tema de mis textos previos: el PAN se encamina de vuelta a Los Pinos, solo que esta vez llevado en hombros por el presidente Peña Nieto, su equipo, y sus decisiones. Al tiempo.

Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado le corresponde a usted.