Investigadores de la Universidad de Harvard
han descubierto una relación entre la soledad y las concentraciones de
proteínas de coagulación sanguínea que pueden provocar ataques cardíacos y
accidentes cerebrovasculares.
Se sabe que el aislamiento social activa la
señal de estrés de “luchar o huir” que aumenta las concentraciones de una
proteína llamada fibrinógeno, como anticipación a lesiones y pérdida de sangre.
Sin embargo, una cantidad excesiva de
fibrinógeno es perjudicial para la salud debido a que aumenta la presión
sanguínea y provoca la acumulación de depósitos grasos en las arterias, informa The Daily Telegraph.
Los investigadores de Harvard compararon
concentraciones de la proteína de coagulación sanguínea con el número de amigos
y familiares que conforman la red social de una persona y encontraron que
existe una correlación. Conforme el número de enlaces sociales disminuía, la
concentración de fibrinógeno aumentaba.
Las personas que contaban únicamente con
cinco miembros en su red de apoyo tenían concentraciones 20 por ciento más
altas de fibrinógeno que aquellas que contaban con 25 miembros. Tener entre 10
y 12 miembros menos que estos tuvo el mismo impacto en las concentraciones de
fibrinógeno que el tabaquismo.
“La medición de toda la red de apoyo
proporciona información acerca del riesgo cardíaco de una persona que no
necesariamente resulta evidente para la persona misma”, señaló el investigador
principal del estudio, el doctor David Kim, de la Facultad de Medicina de
Harvard.
“La existencia de relaciones sociales muestra
una correlación significativa con el fibrinógeno”,
continuó. “Si existe una relación causal independiente entre el aislamiento
social y el fibrinógeno y, subsecuentemente, con las cardiopatías y los
accidentes cerebrovasculares, entonces las políticas e intervenciones que
mejoren el establecimiento de relaciones sociales podrían tener efectos que van
más allá de los conocidos beneficios de mejorar las condiciones económicas.”