Estudian efectos de transmisiones en vivo de animales en humanos

Las
cámaras con transmisión en vivo enfocadas en una amplia variedad de animales en
zoológicos, en reservas naturales y en campo libre les permiten a los amantes
de los animales y oficinistas desidiosos de todo el mundo observar animales las
24 horas los siete días de la semana. La gente que quizás nunca visitaría el
zoológico nacional todavía puede observar a sus pandas gigantes masticando bambú
y dormitando en rocas absolutamente cuando estén de ánimo. Nutrias marinas que
están en la gloria son visibles todo el día a través de una transmisión
enfocada en su hábitat en el Acuario de Monterey Bay. AfriCam.com ofrece
vistazos a los grandes animales mientras hacen sus cosas en Sudáfrica, Tanzania
y Egipto, y GoatsLive.com ofrece, bueno, miradas en vivo a cabras, si eso es lo
que le gusta.

Uno
se imaginaría que la popularidad de estas cámaras en vivo podría corresponder a
un aumento en el afecto hacia estos animales, y tal vez impulsar el interés en
su bienestar. Pero hasta ahora, nadie ha estudiado si la gente que mira cámaras
web forma un vínculo emocional con los animales de la misma manera que se ha
documentado que dicho vínculo se forma cuando observan animales en la vida
real.

Dos
investigadores de la Universidad Estatal de Kansas, Jeffrey Skibins y Ryan
Sharp, han lanzado un estudio de muchos años de la cámara en vivo de un oso
pardo en el Parque Nacional Katmai en Alaska. “Finalmente, queremos saber cómo
son afectados los observadores cuando ven algo en línea, sin tener una
experiencia real, sino más bien una experiencia virtual del observar animales
en la naturaleza”, dijo Skibins en un comunicado. “¿Sí crea una acción
conductual de preservación dentro del espectador? ¿Sí hace que la gente quiera
involucrarse en salvar a estos animales?”

Los
investigadores empezaron por sondear a los visitantes de parques, quienes
habían visto a los osos en persona, así como a observadores de cámaras web quienes
los habían visto en línea, ya que podían estar a varios países o incluso
continentes de distancia. Ambas series de preguntas son las mismas, y están
destinadas a evaluar si el espectador “tiene valores centrales con respecto a
preservar la vida silvestre”, y si eso cambia después de observar a los osos.

“Este
alcance y esta tecnología en verdad pueden personalizar la experiencia y
permitirle a un visitante —ya sea virtual o real— sumergirse en algo que podría
estar a cinco continentes de distancia”, dijo Skibins. “Es una manera nueva y
excitante de explorar cómo la gente puede tener acceso a sus parques nacionales
y vida silvestre de todo su país y de todo el mundo”.

Skibins
y Sharp comenzaron la investigación esta primavera y planean continuarla por
varios años, con el tiempo expandiendo el estudio a cámaras web de elefantes,
aves y jirafas. Por ahora, los lectores tal vez quieran ver a los leones
marinos en el refugio de la vida silvestre en las Islas Farallones cerca de la
costa de San Francisco. Quién sabe, podría ser bueno para el planeta.