Malos de verdad

Llamado por algunos Trastorno
de Personalidad Antisocial o TPA, la sociopatía es un trastorno psiquiátrico en
el que las personas que la padecen ignoran por completo las normas sociales
–leyes, derechos individuales–; no saben o no pueden adaptarse a ellas. Desprecian
todo lo que no les pertenece, cuidan mucho su
espacio privado, se creen lo máximo.

Abundan en
las series de televisión, y por desgracia también en el mundo, camuflados en la
sociedad; uno de ellos, Jim Jones, convenció a más de 900 personas de matarse bebiendo
Kool-Aid envenenado, otro triste ejemplo es Marshall Applewhite, creador del
culto La puerta del cielo,que se las arregló para convencer a 38
seguidores de suicidarse comiendo puré de manzana mezclado con fenobarbital.

Los
sociópatas son meticulosos, controlan sus impulsos, no reconocen sus acciones
como incorrectas. Presentan serios problemas para aceptar la autoridad de otro;
se llegan a sentir un tanto paranoicos si alguien más está a cargo. Establecen
con precisión sus metas, y para alcanzarlas no tienen reparo en actuar a toda
costa, mentiras y manipulación incluidas. Si en el camino cometen algún delito,
bien lo vale la causa, se dicen convencidos.

Se presenta más en hombres
que en mujeres, pero no existen barreras de ninguna clase para padecerla. Se
detecta a partir de los 18 años, aunque se empieza a desarrollar desde la
adolescencia.

Unas de las señas típicas del
TPA, además de no ser capaces de sentir culpa alguna, es que poseen una visión
distorsionada de su autoestima, están siempre en la búsqueda de nuevas
sensaciones, es natural para ellos la deshumanización de la víctima, y el
desinterés total por las consecuencias de sus actos.

Los sociópatas son
egocéntricos y megalómanos, registran bajo sentido de responsabilidad, exceso
de hedonismo, son impulsivos, extrovertidos, controladores. Piensan que son grandiosos, están seguros de ello.