AMALIA ANDRADE, escritora colombiana, específicamente nacida en la ciudad de Cali, celebra dos acontecimientos importantes en este 2016: cumple tres décadas de vida y publica su primer libro.
Lanzado al mercado recientemente bajo el sello de la casa editorial Planeta, titulado Uno siempre cambia al amor de su vida (por otro amor o por otra vida), su libro se burla de los manuales de supervivencia que brindan consejos sosos para superar las decepciones amorosas e, incluso, hace sorna de muchos de los comportamientos humanos frente a dichas desilusiones que tienen que ver con el corazón.
Así, por ejemplo, con una alta dosis de humor el libro menciona que algunas de las acciones que no funcionan en esos momentos son “intentar ahogarse en la tina” y “tomarse selfies desnudo”. Por el contrario, indica, un mecanismo infalible para superar la tristeza es “chocar el dedo chiquito del pie contra la esquina de la cama”, a la vez que señala que personas que han estado peor son, por ejemplo, “Mariah Carey cuando la dejó Luis Miguel” y “Florentino Ariza” (eterno enamorado de Fermina Daza).
“Sí. Me río de los libros de autoayuda”, revela Amalia Andrade entrevistada por Newsweek en Español. “Pero, al mismo tiempo, mi libro da consejos, entonces mal que bien también ayuda. Hay muchas librerías donde lo venden en la sección de autoayuda y la verdad me da migraña, una convulsión, porque busco trazar una intención literaria más grande, pero también sé que cuando uno hace un libro lo suelta, se le ofrece al mundo y ya le pertenece al mundo, ya no es de uno”.
Andrade ejerce la escritura desde muy niña. En la adolescencia publicó sus primeros textos en revistas colombianas y al cumplir la mayoría de edad comenzó a ejercer el periodismo, básicamente con artículos de opinión, que hoy lo mismo se publican en revistas de Colombia como de Estados Unidos.
“Uno siempre cambia… es el resultado de mucho tiempo de exploración de la escritura, de la literatura, y su relación con el dibujo y la imagen [el libro fue escrito y está profusamente ilustrado a mano]. Desde el lado literario siempre me han fascinado los autores que plantean nuevas maneras de leer y de abordar la lectura. Me gustan mucho Georges Perec, [Roland] Barthes desde que estaba en la universidad. Todo el tiempo quise explorar en mi trabajo esos cuestionamientos, cómo plantear nuevas formas de leer, cómo usar la literatura como un juego, cómo pensar en el libro como un objeto, como una estructura que ocupa un espacio físico en el mundo, y cuestionar el rol del autor. Todo eso se fue cocinando en unión con muchas cosas que me gustan, como el humor y la ilustración”.
Foto: Antonio Cruz/NW Noticias.
—Tu libro, Amalia, tiene una fuerte carga humorística desde el título mismo…
—Yo quiero hablar de una promesa. El desamor está lleno de un pesimismo crónico, y creo que cuando estamos en ese lugar no tenemos que perder de vista que todo cambia, que la vida fluye, que siempre está la promesa de otro amor u otra vida. Solemos pensar que hasta ahí llega todo, pero suele ponerse mejor, y el título es la promesa de que, aunque no lo podamos ver en este instante, siempre habrá una luz al final del túnel.
—El libro aclara que el desamor no solamente significa una ruptura de pareja, sino que abarca incluso el duelo emocional por la muerte de una mascota. ¿Por qué razón?
—Sí, se refiere a todas las clases de duelo. Hay muchas maneras de tener el corazón roto, no solamente por un desamor; a veces, y creo que tal vez es la más dura, sucede que nos rompemos el corazón nosotros mismos, qué difícil. El libro sin duda está pensado para todo ese rango de posibles duelos o dolores.
—¿Cuál es la definición que tienes de tu propia obra?
—No tiene definición. Y es un poco lo que yo quiero hacer con mi carrera. Claro, para algunos escritores no soy lo suficientemente escritora, y para algunos ilustradores no soy lo suficientemente ilustradora, de modo que es un híbrido, el libro no tiene etiquetas, es en sí mismo. Y lo mismo pasa conmigo, yo escribo y amo y la literatura es mi pasión, pero no soy solamente una escritora, también pienso mucho en la parte visual, a la hora de escribir pienso en la distribución del texto sobre una página y la composición visual que eso genera porque también me encanta dibujar.
—¿Esta obra es resultado solo de tus propios razonamientos o te apoyaste en experiencias, investigaciones, asesorías?
—De todo. Soy periodista, entonces creo mucho en la investigación, todos los escritores, gran parte de la escritura de un libro, es la investigación. Hubo una investigación muy consciente, hablé con expertos en el tema, con psicólogos, médicos, terapeutas, chefs. Pero también detrás de este libro mucho están mis amigos, que en varios momentos se sentaron conmigo a ayudarme a pensar. Mis mejores amigos también son escritores, están involucrados en el mundo de los libros, y son mi mayor influencia y a quienes más admiro. Ningún escritor escribe solo, detrás de eso que se ve que tiene solo un nombre en la portada hay, por lo menos en mi caso, un ejército de personas acompañándome. Todos me ayudaron puntualmente con la creación y las experiencias.
—La lección para el lector queda clara, ¿pero cuál es la lección para ti como autora de la obra?
—Que puedo escribir. Que soy capaz de hacer libros. Ese es el regalo más grande que tal vez un autor pueda tener, sobre todo cuando se escribe el primer libro, porque cuando no has escrito un primer libro, por más que hayas estudiado mucho, que sepas sobre estructura, etcétera, es como montar bicicleta: no tienes ni idea hasta que lo estás haciendo.