Zetas mataron a cientos de inocentes en Coahuila

El juicio que se sigue en Estados Unidos a Mariano Millán Vázquez, exlíder de Los Zetas en Piedras Negras, Coahuila, detenido en ese país con varios cargos en su contra, ha sacado a la luz todo tipo de detalles sobre cómo opera este sanguinario cártel.

Uno de los testimonios presentados esta semana en San Antonio confirmó que el grupo delictivo al que pertenecía Millán Vázquez asesinó a más de 300 personas de Allende y otros municipios colindantes, entre ellos adultos y niños inocentes, luego de que uno de sus miembros de alto rango rompiera con la organización y se entregara a las autoridades estadounidenses.

A principios de 2011 camionetas con sicarios de Los Zetas llegaron al poblado de Allende, ahora un pueblo fantasma, para desaparecer a cientos de personas. La tragedia, que por mucho tiempo se mantuvo en secreto, comenzó a trascender años después, cuando las autoridades realizaron un operativo con fuerzas federales y estatales para localizar los restos de los desaparecidos.

La Procuraduría de Justicia de Coahuila concluyó que en este caso sólo ocurrieron 28 secuestros y que de ellos “se tienen la certeza que 11 fueron asesinados”, sin embargo el testimonio de un exintegrante de Los Zetas, del cual da cuenta el diario San Antonio Express News, confirma lo reportado en las primeras versiones: fueron cientos quienes fueron exterminados por una supuesta traición entre zetas.

J. Rodríguez, un ex miembro de este grupo criminal, testificó ante la Corte federal de Estados Unidos, que tras haber entregado un millón de dólares en ganancias producto de la venta de droga a Millán y a otros zetas en 2011, se enteró de que Mario Alfonso Cuéllar, más conocido como Poncho Cuéllar, y su mano derecha, Héctor Moreno, habían dejado el cartel y eran acusados de traición.

Rodríguez explicó que además de ostentar un alto rango, Cuéllar fue un padrino de los hijos de Omar Treviño Morales, “Z-42”, que era entonces el número tres en el cartel detrás de su hermano Miguel Ángel Treviño Morales, conocido como “Z-40. “

Cuellar, agregó, era sospechoso de haber robado alrededor de 10 millones de dólares a los Treviño, por eso las órdenes de los principales líderes zetas era “ir y recoger a cualquiera que oliera a Poncho Cuéllar”.

Cuestionado si niños fueron recogidos, Rodríguez dijo que eso no importaba: “Mujeres, niños, y adultos [fueron llevados]. Algunos no tenían nada que ver con el cartel o las drogas”, dijo el testigo según su testimonio reproducido por el San Antonio Express News.

“Había un montón de gente … más de 300 personas”, declaró Rodríguez, quien fue informado de estos detalles por los miembros de alto rango del cártel para el que trabajaba. “Era gente de Allende, Morelos, Acuña, Piedras (Negras), las zonas circundantes”, agregó.

“En Piedras Negras solo me dijeron que tenían 40 personas de rodillas, y ellos sólo pum pum pum”, testificó. “Ellos murieron.”

Rodríguez fue condenado a cadena perpetua sin libertad condicional para el tráfico de drogas y asociación en el secuestro de un hombre de Eagle Pass que fue retenido por un rescate de 2 millones de dólares relacionado con un cargamento de cocaína perdido. Él accedió a testificar para el gobierno estadounidense en varios casos para obtener su condena reducida a 25 años.

En otro testimonio dado esta semana en el mismo juicio que se le sigue a Millán, un persona que fue obligada a traficar droga para los zetas relató cómo Millán Vázquez asesinó a sangre fría a una niña frente a sus padres.

El diario San Antonio Express News, que ha dado seguimiento a este juicio, refiere que los testigos que alguna vez trabajaron con este Zeta de alto rango han descrito haber escuchado sobre la participación de Millán en masacres en todo el estado de Coahuila de México, pero el testimonio del miércoles fue el primero en decir que vio personas morir a manos de Millán y bajo sus órdenes.

El traficante dijo que fue secuestrado en febrero de 2013 y retenido durante 13 días, acusado por la pérdida de una carga de marihuana incautada por la Patrulla Fronteriza EE.UU.. Los Zetas lo llevaron a lugares dentro y alrededor de Piedras Negras, en la frontera con Eagle Pass, y lo obligaron a ver cómo mataban a personas “para pudiera decirle a mi familia que si no tenía el dinero (que debía), eso me sucedería a mí y a ellos “, declaró el testigo, que por cuestiones de seguridad no fue identificado.

El testigo dijo que Millán era el comandante de operaciones de los Zetas en Piedras Negras y estuvo presente en todas menos una de las ejecuciones, algunas de las cuales tuvieron lugar en dos casas en Piedras Negras, un depósito de chatarra, un rancho abandonado y cerca de una orilla del río.

Entre sollozos, el hombre dijo que en algunos casos a las víctimas les vendaron los ojos y las pusieron de rodillas, como a él, sólo con la diferencia de que su venda fue retirada para que pudiera ver los crímenes que entre sus víctimas tenían a hombres, mujeres y niños.

El testigo dio detalles escalofriantes sobre el asesinato de una menor frente a sus padres y de un grupo de adolescentes que vendían periódicos y a quienes los zetas creían que trabajan para un cártel rival.

El testigo también contó ser llevado al lecho de un río, cerca de Piedras Negras, donde Los Zetas entregaron a tres hombres sospechosos de estar con militares mexicanos. En este caso el hombre dijo que Millán y otros comandantes estaban allí con los principales líderes del cártel, Miguel Ángel Treviño Morales, también conocido como “Z-40” o “Cuarenta”, y su hermano Omar Treviño Morales, o “Z-42”. El testigo dijo que había oído decir a Millán, “Hay que Darles piso”, posteriormente escuchó disparos.

En un momento dado, relata el San Antonio Express News, los fiscales pidieron identificar al demandado. El hombre se puso de pie y recorrió la sala, sin mirar directamente a Millán. Tuvieron que pasar unos minutos antes de que lo identificara.

Cuestionado por la fiscalía, si le había costado reconocer a Millán porque se veía diferente, el testigo dijo entre lágrimas: “Tengo miedo por mi familia”.