Pokémon Go se ha ido directamente a la cima de las listas de juegos en EE UU y Australia, donde fue lanzado primero a principios de julio. El juego basado en los teléfonos inteligentes ya ha sido descargado por casi 6 por ciento de los usuarios de Android en EE UU.
Lo que hace a esta última entrega de la franquicia Pokémon con 20 años de antigüedad tan atractiva es su uso amplio de la realidad aumentada (RA): los jugadores usan sus teléfonos inteligentes para revelar creaturas fantásticas en el mundo real y luego tratar de atraparlas.
Es la primera vez que un videojuego de realidad aumentada ha logrado semejante éxito mundial, y su impacto inicial en nuestra sociedad se hace evidente con rapidez. Tenemos una oportunidad invaluable de observar cómo formas nuevas de interactuar con la tecnología afectan nuestras vidas y cómo pueden ser reguladas.
Pokémon ya era la segunda franquicia de videojuegos con mejores ventas en el mundo, con más de 200 millones de unidades vendidas mundialmente desde que se hizo globalmente popular en la década de 1990. Pero el fenómeno involucra un espectro amplio de elementos, desde juguetes y mercadería hasta programas animados en TV y películas.
Los Pokémon son creaturas ficticias que pueden ser entrenadas para batallar entre sí por deporte. Pero, podría decirse, parte del éxito del juego es que abarca diferentes géneros, incluidos el juego de rol, los acertijos y la mascota digital.
El juego más reciente, Pokémon Go, es una aplicación gratuita para teléfono inteligente de Nintendo y Niantic Labs. Lo novedoso es que explota la realidad aumentada. Imágenes del mundo real captadas con la cámara del teléfono son conectadas con la mecánica del juego para que los jugadores puedan hallar Pokémon cuando se muevan con su teléfono inteligente. Algunas ubicaciones del mundo real también son usadas como tiendas o gimnasios del juego, donde los jugadores van físicamente a entrenar virtualmente a sus Pokémon o a recoger artículos.
Aun cuando la tecnología de realidad aumentada ha estado por allí por muchos años, Pokémon Go es notablemente uno de los primeros intentos importantes de ampliar la experiencia de videojuego con RA. Antes de ello, sólo el juego de estrategia Ingress —también de Niantic Labs— arañó la superficie de esta tecnología con muy buenos resultados pero una cantidad limitada de seguidores, especialmente en comparación con Pokémon.
Lo que es extraordinario en el uso de teléfonos inteligentes para videojuegos de realidad aumentada es que el jugador siente que es parte del juego, en vez de un observador remoto tras una pantalla. Los jugadores no necesitan visores o instrumentos complejos y sofisticados para hacer esto y, en vez de un mundo virtual, su ambiente conocido del mundo real es ampliado y poblado por Pokémon.
Pero al contrario de Ingress, Pokémon Go ya afecta tremendamente las vidas de sus jugadores fuera de los confines del juego. Los jugadores, quienes estereotipadamente juegan sentados bajo techo, ahora son motivados a correr y caminar por doquiera. Por otra parte, hay la posibilidad de que los jugadores pudieran sufrir accidentes mientras están absortos en el juego, aun cuando varios supuestos incidentes parece que fueron engaños o mal informados. Y el fenómeno de decenas o incluso potencialmente cientos de personas congregándose en lugares específicos, incluidas tiendas y estaciones de policía, para jugar el juego ya está provocando problemas.
Nuevo modelo
¿Cómo lidiaremos con el crecimiento de este tipo de problemas conforme se haga más popular la realidad aumentada? Intuitivamente, algunos problemas serán arreglados por los desarrolladores. Por ejemplo, las ubicaciones en juegos como Pokémon Go donde la gente es motivada a congregarse podrían distribuirse mejor o darles una capacidad limitada.
Pero, como sucedió recientemente con los bastones paraselfies, la sociedad también necesitará reaccionar y adaptarse a esta nueva manera de interacción, posiblemente mediante diseñar nuevas reglas y decidiendo quién sería culpable en el caso de incidentes. Como un efecto colateral, también podríamos ver un cambio en lo que pensamos como comportamientos socialmente aceptables para incluir las interacciones aumentadas.
Hasta cierto punto, lo que apenas empieza a suceder con Pokémon Go puede ser visto como un anticipo de lo que sucederá cuando sistemas totalmente autónomos —como los robots— invadan nuestras vidas. Los drones de entregas, los autos sin chofer y los robots de compañía actualmente están siendo probados y posiblemente se vuelvan comunes en el futuro cercano. Como con Pokémon Go, se desatarán nuevas maneras de interacción social, y se descubrirán nuevos tipos de incidentes y posibilidades de mal uso.
No hay una predicción clara de cómo esta tecnología cambiará nuestras vidas, además de algunos dilemas morales obvios que surgirán inevitablemente, como si un carro autónomo debería virar para evitar a un niño pero golpear a un adulto. Pero la tecnología como la realidad aumentada de Pokémon ya revela algunos elementos. Nuestros hábitos y normas evolucionarán con el fin de acomodar los sistemas autónomos, pero la evolución tendrá un precio.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek