Mark Bonta, un geógrafo cultural de la Universidad Estatal de Pensilvania, dice que es un “conocimiento estándar” entre los aborígenes y bomberos del norte de Australia que las aves pueden transportar las ascuas de incendios incontrolados existentes y propagarlos a áreas nuevas. Las flamas y el humo sacan a presas como marsupiales pequeños, insectos y lagartos de sus escondites, para que las aves puedan alimentarse de ellas, dice la teoría.
Bonta colabora con Bob Gosford, un abogado y amante de las aves que vive en el norte de Australia y representa a los aborígenes en la región. Gosford ha recabado más de una docena de observaciones e historias de personas diciendo que han presenciado a dos tipos de aves —milanos negros y halcones berigora— transportando ascuas de material ardiente de una ubicación a otra para iniciar fuegos y hacer salir presas.
Este tipo de investigación es conocida como etnoornitología, o el estudio de la relación entre las aves y las personas. Gosford usa un método reglamentado y bien aceptado para recopilar historias que involucra entrevistas a las mismas personas múltiples veces para separar las narraciones que pudieran ser falsas. El dúo ha enviado su trabajo a una revista científica, y Gosford ha presentado su investigación en algunas conferencias científicas. Dicho esto, Bonta reconoce que el trabajo no será aceptado por los biólogos hasta que haya pruebas duras, como evidencia en video, la cual él y un grupo de colaboradores está tratando de obtener.
“Es de segunda mano, y no tratamos de decir que esto sucede sin duda alguna”, dice Bonta. “Pero las historias [y evidencias] que tenemos, nos resultan muy convincentes”.
Si la teoría de las aves transportadoras de fuego resulta ser cierta, “nos obligaría a reescribir lo que sabemos” sobre las aves, el fuego y la evolución del paisaje, dice Bonta. Por ejemplo, cambiaría cómo piensan los geógrafos el desarrollo de los pastizales, muchos de los cuales se piensa que fueron creados por fuegos iniciados por humanos. (Los árboles pueden hacerle sombra a los pastizales a menos que se los claree con regularidad mediante fuegos, y los pastizales son favorables para la caza de animales grandes como el bisonte.)
Ello también podría tener implicaciones en nuestro entendimiento de la evolución del uso humano del fuego, una de las principales influencias para hacer de los humanos lo que son hoy día. Bonta teoriza que los humanos tal vez hayan aprendido de las aves cómo propagar el fuego, después de verlas hacerlo. Pero eso, por supuesto, probablemente sea inverificable, dice él.